Avances y obstáculos en el trasplante de órganos en personas con VIH: ¿un camino hacia la equidad?

Los avances en los tratamientos antirretrovirales e inmunosupresores ofrecen esperanza para las personas con VIH que necesitan trasplantes de órganos sólidos, pero persisten desafíos en el acceso a estos procedimientos.
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Historia

Antes de la aparición de la terapia antirretroviral de triple combinación en 1996, los pacientes con VIH que recibían trasplante poseían una tasa de mortalidad muy semejante a los pacientes no trasplantados. Sin embargo, tras la distribución de TARGA, las tasas de mortalidad se han equiparado y los pacientes VIH positivos deben cumplir los mismos criterios de selección que los VIH negativos, aunque con algunas estipulaciones adicionales.
En el ámbito de la medicina legal, estrechamente ligada a la práctica de los trasplantes, cada país tuvo una postura distinta, en  España se empezaron a  aplicar medidas más progresistas aprobando el trasplante en pacientes seropositivos en 2004.
En 2008, Müller et al, realizaron por primera vez un trasplante renal donante-receptor positivos para VIH, demostrándose que el uso de órganos VIH positivos era una alternativa segura y factible. En 2013 en base al estudio publicado por Müller et al. en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) y con intención de aumentar el número de órganos disponibles a receptores VIH positivos se publica la ley HOPE en Estados Unidos.

Trasplante renal

El trasplante renal es, junto con el hepático uno de los más descritos en la literatura científica. Stock et al en 2010 llevaron a cabo un estudio de trasplante renal a receptores VIH+ donde se partió de 150 pacientes en el estudio, desde noviembre de 2003 a junio de 2009; y Müller et al en 2015, realizaron un estudio de trasplante renal de donante VIH+ a receptor VIH + con 23 donantes fallecidos infectados. En ambos seleccionaron a los candidatos que tuviesen un recuento mayor de 200 Linfocitos TCD4+ /mL y una carga RNA en plasma no detectable (<50 copias por mililitro o <75 en PCR) tras ser tratados con TARGA. Se usó tacrolimus, ciclosporina o glucocorticoides como inmunosupresión en asociación con antagonistas del receptor de Interleucina 2, ATG o ambos. Y se realizó profilaxis ante infecciones oportunistas realizando un seguimiento y controles semanales y posteriormente mensuales. Los resultados se analizaron estadísticamente mediante el método Kaplan-Meier aportando un intervalo de confianza del 95%.

Resultados para trasplante donante VIH negativo – receptor VIH positivo

Según Stock et al., la supervivencia de los pacientes al año y a los 3 años fueron del 94.6±2.0% y del 88.2±3.8% y la supervivencia del injerto fue de 90,4% en el primer año y del 73,7% a los 3 años.
11 pacientes murieron tras el trasplante siguiendo el injerto funcionalmente activo en 8 de ellos. 13 de los 150 pacientes sufrieron un fallo en el injerto. Se observó, también, que existe un aumento significativo del riesgo de rechazo del injerto asociado al tratamiento Demostrándose que el trasplante de donante vivo era un factor protector La tasa acumulativa de rechazos fue 31% (95% el primer año y 41% a los 3 años. Sin embargo, 32 de los rechazos (48%) respondieron favorablemente al tratamiento con corticoides. Los pacientes con rechazo agudo fueron más propensos a presentar función renal alterada.

Resultados trasplante donante VIH positivo- Receptor VIH positivo

Para Müller et al., la supervivencia acumulativa fue de 84%  de 1 a 3 años, y del 74% a los 5 años después del trasplante, siendo la tasa de supervivencia en pacientes VIH negativo en la misma unidad del 91% al año y del 85% a los 5 años.
La supervivencia del injerto en un año fue del 93%, y del 84% a los 3 y 5 años.
5 pacientes murieron tras el trasplante a pesar de que el injerto era funcionante y otros 5 sufrieron 8 episodios rechazo del injerto de los cuales 6 fueron revertidos  y 2 de ellos sufrieron finalmente rechazo absoluto del injerto.

Trasplante VIH donante positivo –receptor VIH negativo

Presenta problemas éticos, legales y de transmisión de VIH a sujeto sano. Se revisaron los casos por la Junta de Revisión Institucional (IRB) del Comité de Ética de Investigación Humana de Wits (Universidad de Witwatersrand, Johannesburgo), concluyendo que lo mejor para el receptor era vivir con el VIH en lugar de enfrentar una muerte segura como resultado de complicaciones y de insuficiencia orgánica terminal.

Estado actual del trasplante de personas con VIH

A pesar de todo ello las personas con VIH aún enfrentan tasas de trasplante más bajas en comparación con la población general, lo que indica la necesidad de una revisión y actualización de las políticas para reflejar los datos actuales de resultados y las realidades clínicas.
 
Como hemos visto en las investigaciones relatadas, los estudios demuestran que los pacientes con VIH pueden tener resultados de trasplante comparables a los de pacientes no infectados cuando se manejan adecuadamente. Por lo tanto, es esencial que las políticas de trasplante reflejen estos hallazgos y se adapten para proporcionar un acceso equitativo a los trasplantes de órganos. Esto incluiría la consideración de factores como la estabilidad virológica y la función inmunológica, en lugar de excluir a los pacientes únicamente en base a su estado serológico.
 
Para avanzar hacia una mayor equidad en el acceso a los trasplantes de órganos, es necesario abordar estos desafíos desde múltiples frentes. Esto incluye la educación pública sobre la seguridad y la eficacia de los trasplantes en personas con VIH, así como la eliminación de barreras económicas y sociales que impiden el acceso a la atención médica adecuada.
 
Además, es importante destacar que la equidad en el acceso al trasplante de órganos no solo beneficia a las personas con VIH, sino que también tiene el potencial de mejorar la utilización de órganos disponibles, reduciendo así el descarte de órganos viables. La implementación de políticas inclusivas y basadas en evidencia podría, por lo tanto, contribuir significativamente a la eficiencia general del sistema de trasplantes.
 
Además, es crucial seguir investigando y desarrollando nuevas estrategias para optimizar los resultados del trasplante en personas con VIH, asegurando que los avances médicos se traduzcan en beneficios tangibles para todos los pacientes, independientemente de su estatus serológico.
 
En última instancia, el camino hacia la equidad en el trasplante de órganos para personas con VIH requiere un enfoque holístico y colaborativo que involucre a legisladores, profesionales de la salud, defensores de pacientes y la sociedad en su conjunto. Solo mediante un compromiso colectivo con la justicia médica podemos garantizar que todos los pacientes, independientemente de su estatus serológico, tengan acceso equitativo a los trasplantes de órganos que necesitan para vivir vidas plenas y saludables.

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